lunes, 22 de septiembre de 2008

Pergenio

Por Nicolás Montenegro



Entre basura, cartones y mojones vivía Carlitos. Sus papas lo dejaron solo cuando se dieron cuenta que ya no tenian que darle de comer.
Ahi, solo, tirado, hacía todos los días lo mismo. Estar acostado encima de una bolsa de aserrín, ver como se le paraban las moscas en los ojos y jugar con los ratones. Pero pareciera que ellos jugaban más con Carlitos, incluso el dejaba que le sacaran un pedazo de vez en cuando.
Siempre a finales de mes llegaba el Lucho a hacerle un poco de compañia. Se chupaba el sueldo entero en pisco. Bien curado debió haber estado para nunca haberlo saludado. Para que hablar de si entablaron una conversación, si su grado de conocimiento fue profundo, si querian salvar el mundo juntos .
Nunca se bañaba, llevaba semanas sin tocar el agua. Cuando el hedor ya no podía ser más, el viejo del lado llamó a los pacos.
Por fin alguien lo iba a saludar, por fin alguien lo iba a sacar de ahí, por fin alguien lo iba a velar.
  • [Como diría Renton: "Yo elegí no elegir la vida: elegí otra cosa. ¿Y las razones? No hay razones".]